La Escuela Normal Occidental nace en tiempos difíciles para el País y para la Iglesia, las leyes de México implantan una educación socialista atea, prohíben la escuela católica en la década de los años ‘30 del siglo XX; los padres de familia se organizan, y en casas particulares, los niños reciben clases muchas veces con maestras improvisadas.
Una de las siete primeras Hijas del Corazón de María en Guadalajara, Ma. Loreto Pérez Vargas, siente la necesidad de la sociedad y de la iglesia, de contar con maestras de profunda formación cristiana y profesional, concibe así la fundación de una nueva Normal como una obra de servicio eminentemente social, que a la preparación científica y pedagógica de sus maestras, uniera la dimensión valoral como elemento necesario a implementar en la formación integral de la niñez, unido a un gran sentido de responsabilidad; con el decidido apoyo de la Srta. Profa. Guadalupe Herlinda Pérez, “cofundadora”, hace nacer nuestra Normal clandestinamente, el 8 de septiembre de 1937, bajo el nombre de “Academia de los Sagrados Corazones de Jesús y de María”.
La Srta. Ma. Loreto Pérez Vargas, logra compartir su ideal con otras maestras: Ma. de Jesús Fregoso, Ma. Dolores Limón Limón y Ma. Teresa de la Cueva, egresadas de la Normal Católica y de la Normal Libre para Señoritas, todas ellas consideradas como pilares de la Escuela Normal Occidental, que con un espíritu de servicio y entrega desinteresada a los demás, dieron impulso, apoyo y fuerza para que la fundadora en circunstancias difíciles, llevara adelante la obra.
Dos caballeros fueron contrafuertes inquebrantables de la naciente Normal: el P. Manuel Santiago, S.J. y el Señor Cura Refugio Huerta.
La Escuela, se inició con grandes dificultades económicas, el local de la naciente Normal fue una sala, en el tercer piso, de una casa ubicada en la Av. Corona, cerca del templo de San Francisco; los muebles, unos prestados y otros improvisados. Un grupo de treinta alumnas completó la primera inscripción. Los ingresos: $2.50 por inscripción y $5.00 por colegiatura mensual. Las alumnas que no podían pagar la cuota completa, eran aceptadas con cuotas diferenciadas o becas.