El hombre es el punto de partida y fundamento de cualquier tipo de reflexión educativa; es un ser en desarrollo y en relación con la naturaleza, con los demás, consigo mismo y con Dios. Está dotado potencialmente de las facultades de la inteligencia, voluntad y sensibilidad que le dan la posibilidad de darle sentido a la vida, de construirse libre y responsablemente.
La educación es el medio para que el hombre llegue a aprender que la verdadera esencia de su ser se fundamenta en su capacidad de amar y conocer, de indagar y razonar de manera crítica y libre sobre las cosas y los conocimientos dados.
La educación es un proceso humanizante que integra a la persona, es una herramienta de libertad porque forma la conciencia crítica y auto-responsable; permite lograr la propia identidad y realización de la persona, la prepara para transformar el mundo en que vive y proyectarse hacia la comunidad y hacia el futuro.